LA SIEGA )
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LA SIEGA
ESPIGAR
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PROTECCIONES DE LA SIEGA, DEDILES Y ZOCAS
EXPLICADA TODA LA FAENA
Si por tiempo no perder, No era preciso
algún día Venir al pueblo a comer. La comida era abundante Y de buena calidad,
No podía ser por menos Con tamaña actividad. Cuando se llegaba al “tajo”, Lo
primero que se hacía Era montar la ropera Donde más frescura había. Si no había
manantial Allí, el ascal húmedo era, * Tapado con una manta, Lo que hacía de
fresquera. Si había algún manantial, Del niño era función Ir a por agua a la
fuente Y “enfrescar” el garrafón. Abría el corte el más rápido, Veloz cortaba
la mies Que iba cayendo en manadas Muy cerquita de sus pies. Hoces de acero afilado,
Las zoquetas de madera, Manguito de tela fuerte Y de cuero el dedil era. Con
estos cuatro instrumentos Catorce horas trabajaban, Con un poco de destreza
Casi nunca se cortaban. Con el dedil en el índice, Tres dedos en la zoqueta, La
mano izquierda quedaba Muy segura y coqueta. Iba en el brazo derecho Un
manguito protector Para que no hiciera daño El cereal al segador. Para salir a
segar Se tenía por costumbre Llevar un botijo de agua, De vino más de un
azumbre. Esta ración se doblaba,
LA SIEGA
En épocas no lejanas, Cuando abundancia no
había, Más que un puñado de oro, Uno de trigo valía. Por eso se permitía En
parcela ajena entrar Para coger las espigas Que quedaron al segar. A la labor
de espigar Tanta importancia se daba, Que pastar no se podía El tiempo que ella
duraba. Acabada esta tarea, Las hacinas en la eras, El jefe de la Hermandad *
Abría las rastrojeras. El alguacil pregonando Al pueblo hacía saber Que los
ganados podían Ya en los rastrojos pacer.Hago
referencia a mi pueblo donde había pocos tractores y la mayoría de labradores poseía
sólo dos mulos.
Por delante y por detrás, Por afuera y por
dentro. Para traer el galumbo Sin novedad a la era, Había que ser, sin duda, Un
conductor de primera. Hacía a todos reír Un viaje despendolado, De ahí, del que
está “mal hecho”, Se dice: Está “es galumbado” Cuando no había tractores, Por
costumbre se acarreaba Gran parte de la cosecha Y en las eras se hacinaba.
Tener sombra hasta el final Con esto se conseguía, Además poder trillar,
Acarreando un viaje al día. A las cinco casi siempre Se solían levantar Para
llegar con el viaje Antes de entrar a trillar. Delfín Cerezo Cámara Se
limpiaban bien las eras, Al acabarse la siega, Para poder continuar Con la
labor veraniega. Antes de ir a acarrear Acudían los vecinos, En prestación personal
A bachear los caminos. Las redes o las estacas Se ponían en los carros. También
se untaban los ejes Y se limpiaba de barros. Unas sogas de cáñamo Con una buena
lazada Servían para llevar La carga muy bien atada. Con haces o con morenas
Cargar un carro de mies Requería una pericia De la cabeza a los pies. Se
buscaba el epicentro Para lograr equilibrio
EL ACARREO
Acarreo de la mies a las eras, del carro
al remolque y de las mulas al tractor
Los llamados tentemozos, Cuatro palos
alargados, Libran del peso a los mulos Cuando éstos están parados. Dos de ellos
van en la zaga Con una cadena atados. Los otros dos, en las varas De unas
argollas colgados. Con unas chapas de hierro Las varas están forradas. Son
gruesas atrás; delante, Más finas y redondeadas. Las argollas, un estribo,
Tentemozos, salvavidas, Penden todos de las varas, Por cierto, muy bien
pulidas. Planos y muy resistentes, Dos salvavidas de “facto”, Si es que la
bestia abocina, Soportan un gran impacto. De la zaga también cuelga Un
tentemozo prudente, Se llama moza y no deja Pingarse el carro en pendiente. De
la barandilla izquierda Cuelga presto el asidero A ayudar con el estribo A
subirse al carretero. Las argollas de las varas, Lo diré en un periquete, Nos
sirven para enganchar En su lado un francalete. Como medio de transporte El
carro común servía, Tanto para trabajar, Como para romería. El de lanza y el de
varas Eran las dos variedades. Cada cual los elegía Según sus necesidades Son
en el carro de varas Sus partes fundamentales La caja, varas y ruedas Con
piezas adicionales. Seis garroteras conforman, Tres en cada lateral, La
estructura de la caja. Su papel, elemental. Bien sujetos a las varas Están
estos seis barrotes. Soportan las barandillas Ensambladas con palotes. Con unas
tranquillas van A los palotes sujetos Un tapial a cada lado Para no perder
objetos. También hay dos tapialejas, Una atrás y otra delante. La de atrás era
inferior, La delantera, elegante. La parte trasera acaba En una tabla, la zaga.
Al lado izquierdo, la galga, Máquina de freno, maga. CARRO DE VARAS Unos tacos
de madera Frenan convenientemente Las ruedas, cuando la galga Se activa en una
pendiente.
Albardas y útiles para enganchar un carro
de varas
ARREOS DE LAS CABALLERÍAS
Barriguera:
Correa que pasaba por debajo de la barriga de la caballería y llegaba hasta las
varas del carro Bozal: Especie de semiesfera de alambre entretejida que se
colocaba en el morro de la caballería para impedir que ésta comiera mies o hierba
a destiempo. Bridón: Cabezada que llevaba una especie de anteojeras para que no
pudieran mirar los animales ni para atrás ni para los lados. Cabezada: Correaje
que ceñía la cabeza de una caballería. Cabresto: Ramal que se ataba a la cabeza
de la caballería para dirigirla o sujetarla. Campanillas: Sarta de varias
campanillas que se colocaban alrededor del cuello de los machos. Iban unidas al
bridón y al producir un ruido sonoro y armonioso estimulaba a las bestias y
hacía que andasen más de deprisa. Cincha: Arreo de lona que pasaba por debajo
de la barriga del animal y sujetaba la manta y la silla. Collera.: Es una
almohadilla de cuero rellena de paja, con forma de collar abierto en su parte
inferior, para poder colocarla y quitarla a las mulas con facilidad. Arriba
tiene un saliente cónico, en dirección a la cabeza de la mula y, bajo él, una
pieza almohadillada que descansa directamente en el cuello, sobre la que se
coloca el horcate o el yugo, que son yugulares. La collera permite aprovechar
la fuerza que el animal hace con las espaldillas y la transmite a las costillas
del yugo que van pegadas a ella. El horcate presenta ganchos, anillas o
agujeros, situados para enganchar los tirantes. Completan el arnés una sufra
sujeta con otras dos correas llamadas caídas. Collerón: Collera de mejor
calidad y con más adornos, que no llevaba “picurucho”, y que se sujetaba al
cuello del animal mediante dos correas en su parte superior. Comedero: Especie
de talega corta, de lona, en la que se llevaba el pienso de los animales y que
a la hora de comer, se les descolgaba al cuello haciendo la función de pesebre.
LA Se preparaba la torna Tendiendo en
círculo haces Con elegancia y sin sorna. A desatar los vencejos Los chiquillos
ayudaban, La mujer hacía el almuerzo, Los fuertes “ex balagaban”. Cuando las
bestias y humanos Terminaban de almorzar, Sería sobre las nueve, Comenzaban a
trillar. Pieza de suma importancia Era pues el dentejón, De ahí tiraban las
bestias Con balancín o barzón. Si se utilizaba el ubio Enganchaban el barzón;
Si se uncía con tirantes, El balancín, con razón. La madrina era una tabla De
aspecto rectangular, Perforada en los extremos. Se solía colocar Horcas de dos
o más gajos, Palas también de madera, Trillo, rastrillas, escobas No faltaban
en la era. Había más utensilios: El rastro grande, el barzón, El balancín, la
madrina, Tornadoras, dentejón… La tralla, el taburete La botija y el porrón,
Metido en agua fresquita, Beberlo era bendición. De Cantalejo venían Los
trilleros a empedrar Con destreza nuestros trillos, Si empezaban a fallar. Los
miembros de la familia, Pequeña o grande que fuera, Hacían cuanto podían En el
tiempo de la era. Más o menos a las ocho LA TRILLA Ventear
O tener gran corpulencia. Siempre bien equilibrada,
Cribas a favor del viento, Se ponía a funcionar Aquel genial instrumento. La
potencia del motor O de los brazos movía Unas potentes aletas Que dentro del
bombo había. Esta potencia movía El cajón, donde certero Iba el tenedor con
cribas, “Espajador” y el harnero. Desde la parva a la tolva La bielda iba sin
parar Alimentado la boca Que no deja de tragar. Por delante cae el grano Y la
paja por detrás; Por un lateral, la granza * Y al infierno lo demás. ** Limpio
de toda impureza El grano debía estar; Como todo el mundo sabe, Sea de clase
alta o baja, Beldar era separa El grano de la vil paja. Con bieldo o beldadoras
A zanca o con motor, Este trabajo era duro, Duro, duro, sí, señor. Por eso,
antes de empezar, Acumulaba la gente Energías con galletas, Vino dulce y
aguardiente. Para beldar con bieldo Se requería un buen arte: Lanzar al viento
y dejar El grano y la paja aparte. Con cribas y con harneros Lo dejaban sin
mancilla Al preciado cereal Las mujeres de Tubilla. Al beldar con beldadora Se
requería potencia: Poseer un buen motor LA BIELDA MAQUINA DE LIMPIAR Y CRIBAS
Envidiando la suerte del cochino el asno
maldecía su destino. “Yo, decía, trabajo y como paja; él come harina, berza, y
no trabaja; a mí me dan palos cada día; A él le rascan y halagan a porfía.” Así
se lamentaba de su suerte.* * Pero luego que advierte que a la pocilga alguna
gente avanza en guisa de matanza armada de cuchillo y de caldera y que con maña
fiera dan al gordo cochino un fin sangriento dijo entre sí el jumento: Si en
esto paran, el ocio y los regalos al trabajo me atengo, y a los palos.* TRILLA
CON EL ÚLTIMO BURRO QUE QUEDABA
por Delfín Cerezo Cámara